por Juan Pablo Garcés

Finales de Julio, centro de Madrid y ¿una carrera de asfalto?. Pues si y llevan ya 30 ediciones nada mas y nada menos y a pesar de ser una carrera de barrio ya tiene cierto prestigio como una de esas carreras para muchos imprescindibles año a año. Así que allí me fui sobre todo animado por los comentarios que veía en Internet sobre la carrera. Bueno en realidad fuimos, ya que al fin engañe a mi hermano Fernando para que debutara tanto en una carrera oficial como representando al club. ¿Que mejor que hacerlo con una carrera por el centro de Madrid?

De primeras el madrugón nos hace plantearnos que pintamos allí. La carrera empieza a las nueve pero a las ocho ya llegamos allí y nada mas llegar encontramos un sitio para aparcar a escasos metros de la llegada. Recogemos el chip y buscamos un bar donde tomar un café para hacer tiempo hasta la salida. Una vez disfrazados de romanos naranjas nos vamos hacia la salida en la Ronda de Atocha, a falta de 20 minutos para la salida vemos que siguen pasando coches pero están llenas las aceras de gente calentando y mucha gente como nosotros buscando el arco de salida que no aparece por ninguna parte. Que cosa mas extraña, calentamos y descubrimos unos servicios públicos para soltar el liquido precarrera. Cuando salimos vemos que ya han cortado el trafico pero no hay arco y la gente se empieza a poner ordenadamente detrás de una línea que corresponde a un semáforo y que hacia las veces de salida, por supuesto sin alfombrilla; muy curioso pero igualmente efectivo. Que mas da, teniendo en cuenta que como dicen esta carrera no se sabe nunca cuanto mide. Este año a ultima hora ha pasado de algo mas de 10Kms a casi 11Kms para no pasar por el Congreso, aunque a cambio nos hacen pasar al lado de la Cibeles.

Sale la carrera y ni adelantamos ni nos adelantan. Oye, que encima la gente que viene aqui se ha colocado en su sitio, que gozada. Intento poner un ritmo cómodo para reservar para los últimos kilómetros y sobre todo ir disfrutando pero el primer kilometro en cuesta abajo sin querer se nos va un poco 4:35 a pesar de que noto que mi hermano va cómodo, pero aun así se lo hago saber que nos frenemos (cosa que no hacemos demasiado la verdad). En la bajada empiezo a recordar la parte final del maratón de Madrid de este año que iba por estas calles, solo de pensarlo se me hace impensable hacer hoy el recorrido a la inversa, cuesta arriba. Hablando del tema pasamos por Embajadores con la pequeña subida para bajar por la Ronda de Segovia. Seguimos cómodos los siguientes kilómetros pero después de rodear el Campo del Moro, vemos delante nuestra el Tourmalet, perdón la cuesta San Vicente. Yo voy relativamente cómodo e intentando darle ánimos a mi hermano de que falta poco para llegar arriba, pero el se conoce mejor que yo como es la cuesta y llegamos al kilometro 4 a punto de coronar la cuesta. Y ahí empezamos a bajar de nuevo, lo justo para recuperar algo y pasar por delante del palacio Real y La Almudena (de nuevo en sentido inverso al maratón) para volver a la Puerta de Toledo, que coincide mas o menos con la mitad de carrera.

Empezamos a comentar que necesitamos agua, no es que pegue muy fuerte el sol a estas hora (bendito madrugón al final) pero vamos buscando las sombras cuando podemos y se echa de menos y mas sabiendo que volvemos a subir ahora por la calle Toledo. La subida es mas suave que la de la cuesta San Vicente pero ya se nota algo lo acumulado. El ritmo medio va por 5min/km que era lo que mas o menos pretendíamos al inicio y en el km 6,5 encontramos el agua al fin. Me echo mas encima de lo que bebo y sigo tirando unos metros por delante para seguir a ritmo constante. Me comenta que los cuádriceps se le cargan y aminoramos un poco (la verdad es que no mucho) acercándonos por los lados de la Plaza Mayor que vamos rodeando para terminar en la Calle Mayor.

Aquí me dice que tire delante pero prefiero ir juntos que para eso hemos venido, a pesar que nos adelantan por esta zona algún “villano”, y uno de ellos nos saluda. Nos adelanta algún corredor pero vamos disfrutando del entorno y la entrada a Sol en el kilometro 8 de carrera. En Sol solo hay cuatro güiris y creo que no he visto Sol tan vacío como el Domingo, pero ir corriendo por ahí es un gustazo a pesar de que animen cuatro gatos (normalmente amigos de otros corredores).

Nos dirigimos hacia el Congreso que está vallado y de ahí el cambio de recorrido con lo que giramos a la izquierda para llegar en ligero ascenso hasta la calle Alcalá y la Cibeles al fondo. Desde aquí todo es descenso por Castellana, Neptuno, los museos del paseo del Prado y sin quererlo ya estamos casi en Atocha. No han cortado las calles enteras para la carrera aunque tenemos un carril reservado que es suficiente para los 1200 que estamos inscritos.

A la altura del Reina Sofía miro el GPS y veo que ya hemos pasado hace un rato el km 10. Entramos en la rotonda de Atocha y señalo a mi hermano un bar con su terraza (hay que ir buscando sitio para tomar la cerveza postcarrera); al ya verse cerca de la meta mi hermano aprieta y adelantamos unos cuantos corredores; sobre todo en la cuesta arriba de llegada a meta (¿será por la camiseta de montaña?). La gente del barrio nos recibe y con el “We are the Champions” continuamente sonando por megafonía y finalmente entramos a la vez en meta. La foto no deja lugar a dudas pero las clasificaciones generales se empeñan en meter a dos corredores entre nosotros.

Tiempos finales:

PUESTO TIEMPO NOMBRE POS CATEGORIA
438 0:52:57 JUAN PABLO GARCES MAYOR 196
441 0:52:58 FERNANDO GARCES MAYOR 198

Según la organización el recorrido final eran 10,850 metros aunque a mi me salieron 10.7 (ritmo 4:56/km) con el GPS pero que mas da al final el objetivo era disfrutar de una carrera bien organizada, por el centro de Madrid, no masificada y con un trato de diez al corredor.

Nos entregan agua, isotónica, fruta, una medalla conmemorativa y un helado en perfecto orden; los voluntarios lo hacen rápida y amablemente. Pues si hacia calor, pero es un lujo una carrera de este estilo por el centro, no me extraña que la gente repita año tras año.

Después de estirar bien; es tiempo de rehidratarse en una terraza. No todos los días se puede celebrar un buen debut.